«La Imagen. Análisis y representación de la realidad» – Aparici, Matilla, Baena y Osuna (2006)


A continuación voy a tratar el tema de la monosemia y la polisemia de las imágenes. Tema que es tratado en el libro «La imagen», en el capítulo 10: «La realidad construida».

En la actualidad, nos enfrentamos a un bombardeo constante de imágenes, en muchos casos de manera inconsciente, que provocan en nosotros ciertos comportamientos, actitudes, sentimientos…Dentro de estas imágenes, podemos distinguir dos tipos: monosémicas y polisémicas.

Entendemos por imágenes monosémicas, aquellas que tienen un significado obvio y único. Es decir, imágenes «inocentes» con significado concreto.

Mientras que, aquellas imágenes que nos dicen más cosas que las que muestran, son las polisémicas. Estas imágenes pueden tener diversos significados. En una imagen la combinación de ciertos elementos es capaz de provocar en el receptor distintos tipos de interpretaciones. Por lo que, la alteración de un solo elemento, modificaría el sentido en su totalidad. La polisemia implica una interrogación sobre el sentido de la imagen.

La relación que establecen los objetos de una imagen y el significado de ésta, tienen una estrecha relación con las proyecciones que realiza el observador, en función del valor social de los objetos y del contexto. Las interpretaciones que hagan los receptores sobre las imágenes estarán en función de su personalidad, experiencia previa, nivel educativo, socio – cultural…

Es decir, finalmente, los receptores no se muestran totalmente pasivos a la recepción de imágenes; si no que influyen, en cierta medida, ya sea consciente o inconscientemente, en la interpretación de la imagen. En este mismo sentido, Barthes hace referencia a la polisemia de todas las imágenes, ya que el receptor influye también sobre estas.

Como ejemplo de imagen monosémica, nos ofrecen objetos simples; por ejemplo, una bicicleta. Defendiendo que únicamente la imagen hace referencia a un objeto concreto, un medio de transporte que se desplaza gracias al impulso que ofrece el conductor.

bicicleta

Sin embargo, haciendo referencia a Barthes, esta imagen tendrá diferente significado para cada receptor. Es decir, dependiendo de quién observe la imagen, los sentimientos que surjan serán diferentes. Por ejemplo, si la imagen la ve un ciclista podrá pensar en «esfuerzo» y le recordará a carreras; si es vista por un niño quizá piense en sus vacaciones en el pueblo; mientras que, si la ve una persona que no sabe montar en bicicleta puede sentir «miedo».

Como se dice al comienzo del texto, vivimos en un mundo de imágenes que nos transmiten significados. Sin embargo, no somos meros receptores; si no que nosotros también ejercemos cierta influencia sobre ellas, ponemos parte de nosotros en ellas, llegando a moldear su significado.

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